Esta es una ensalada cargada de recuerdos, una de mis favoritas, siempre está en nuestra mesa en la cena de Thanksgiving y Navidad. Aunque también la comemos a lo largo del ano, sobre todo en época de calor por su frescura.
Heredé la receta de Mi suegra Ninfa quien la preparaba en abundancia porque sabia que yo me la comería en los días siguientes hasta de postre. En mi casa podrán verme a media tarde con un platico lleno y una cucharilla mientras camino pensando en que hacer. Es que me refresca hasta el pensamiento y como buen Goldito, su dulzor me refresca el corazón.
Es muy bella por su color rosado pero mas que eso, lo refrescante que es, mas cuando la comes como acompañante de carnes grasas como el puerco y el cordero, es el punto de equilibrio en tu boca.
Espero que la disfruten y cuando estén caminando perdidos en sus casas con un platico de ensalada en la mano, se recuerden de nosotros.
Ingredientes:
1/2 litro crema pastelera fría
1 Pote grande de piña en almíbar
2 manzanas rojas grandes
1 frascos pequeño de cherries en almíbar
1 queso crema temperatura ambiente
1 cdta de azúcar
1/2 limón
1 gota de color rojo
Unas hojas de Yerbabuena (opcional)
Manos a la obra:
Pelar y picar en trozos pequeños las manzanas. Untar con el medio limón para que no se oxide.
Picar las piñas en el mismo tamaño de las manzanas. Reservar 1/2 taza del jugo. 1/2 taza. Si consigues las unas ya picadas mejor.
Picar en mitades las cherries. Guardar el líquido.
Montar la crema de leche. Reservar
Batir el queso crema hasta quedar como una crema, después mezclar con la crema montada en forma envolvente. Agregar el líquido de las cherries y media taza del líquido de las piñas y el azúcar.
Agregar envolventemente las frutas y decorar con algunas mitades de cherries y las hojas de yerbabuena.
Yo le pongo una gota de color rojo para que quede bien rosada. Es Opcional, pero vale la pena.
Refrigerar unas 4 de horas antes de servir, preferiblemente de un día para otro.
Recuerden, vivan la experiencia en positivo y disfruten los resultados!
